martes, 7 de febrero de 2012

KARL HEINZ CHÁVEZ - LA VOZ DE LA FRATERNIDAD Y EL BINGO

Siempre lo distinguieron su elegancia, su altura, su elegancia y refinamiento, así como su forma natural y apasionada de referirse a la guatemalidad y especialmente a las costumbres y tradiciones del Occidente de Guatemala.

En 1984 tuve el honor de compartir con Karl Heinz Chávez y Eddy Calderón la conducción de la elección de Señorita Flor de Mayo, soberana de la belleza de mi Amatitlán Soñado. Para entonces, Karl ya era el consagrado presentador de la elección de Señorita Fraternidad Quetzalteca y los Ensambles de Marimbas.

Nació en Colomba Costa Cuca, Quetzaltenango, el 1 de octubre de 1934. La primera radioemisora donde trabajó fue en TGD, la Voz de Occidente, cuando tenía 17 años. Posteriormente laboró para La voz del Trópico (Coatepeque), Radio Panamericana, Musical, Nuevo Mundo, Centro, Club, La Fabulosa, Mil y Súper Radio. Obtuvo dos micrófonos de oro: uno en el Festival Latinoamericano en Miami, Florida, y otro en radioperiódico El Independiente, de Radio Nuevo Mundo. Ha presentado a la mayoría de marimbas del país, incluyendo el mayor esamble en el que participaron 25 grupos, lo cual quedó registrado en los Récords Guinnes. Cerró la carrera de abogado y notario.

Por las venas de Karl Heinz Chávez corre sangre alemana y guatemalteca. Su padre, Helmuth Ehlert, quien combatió en la segunda Guerra Mundial, era originario del país teutón, pero cuando nació Heinz —1934 — se encontraba hospitalizado en Quetzaltenango y fue transferido de emergencia a su país, de esa cuenta solo lleva el apellido de su madre Adela Chávez. Suerte distinta corrió su hermana Gertrade Ehlert Chávez, quien es tres años mayor.

Durante seis décadas se ha dedicado a la producción, locución, animación, conducción y presentación en radioemisoras, canales de televisión, certámenes de belleza, y hasta ha hecho felices a miles de guatemaltecos en los cientos de bingos en los que ha participado, por eso algunos lo conocen como La voz del bingo.

En su hoja de vida manifiesta su satisfacción por haber presentado a artistas como Rafael, Angélica María, Miguel Aceves Mejía, Enrique Guzmán, Marco Antonio Muñiz, Los Dandys, Capulina, el Piporro, Raúl Di Blasio, Los Panchos y Los tres Ases, entre otros. En cuanto a los artistas nacionales tuvo la dicha, asegura, de compartir escenario con Ricardo Arjona, Alicia Azurdia, Mildred Chávez, Karin May, Elizabeth, Daniel Salazar, Carlos del Llano y César de Guatemala.

¿Desde cuándo se dedica a la locución?

Desde que era patojo me gustó mucho la locución, la cual aprendí al escuchar las radios mexicanas XEW y XEQ, la señal de estas entraba como cañón en Quetzaltenango. Me llamaba la atención la calidad de sus locutores, por la forma de expresarse, pronunciar, modular la voz y, como dicen, imitando se aprende, así empecé cuando tenía 12 años.

A los 16 años, cuando estudiaba la secundaria en el Instituto Normal para Varones de Occidente, me trasladé a la escuela de Comercio, jornada nocturna, para ayudar a mi madre, y fue allí donde puse en práctica mi inclinación artística, porque íbamos a elegir a la reina de la Escuela, y para ello buscábamos cantantes y declamadores; yo iba a ser el animador.

Cuando ensayábamos en un cafetín, apareció don Alvarito, quien tenía una agencia de publicidad, y preguntó ¿quién está hablando? y le respondieron que yo, y decidió ayudarme. Grabó mi voz y me hizo algunas observaciones. Me recomendó con las únicas dos radiomerisoras de Quetzaltenango, que eran la TGD, La voz de occidente, y TGQ, La voz de Quetzaltenango , pero ninguna me aceptó.

¿Cuándo se le cumplió su sueño?

Una tarde un locutor de la TGD llegó al dentista con quien yo trabajaba, y le dijo que tenía que extraerle una muela, pero él se negó, porque no tenía a quien dejar en su turno. El dentista le habló de mí.

Cuando llegué a la emisora pensaron que llevaba un papel con saludos para los programas de marimba, pero le dije al locutor: ‘Me mandó el doctor que lo atiende a usted, y él me preguntó: ¿Vos sos locutor?’

Al final me dio un texto para que me lo aprendiera y lo dijera al aire en el programa Atardecer ranchero. Me tembló la voz, pero dije el primer comercial el primer día que ponía un pie en una cabina de radio. A los 15 minutos leí otro y después anuncié a Pedro Infante con la melodía Bésame, morenita ; anuncié que en el cine Roma exhibirían una película de Cantinflas, y leí un anuncio de (fábrica) Capuano. Esa misma tarde me dijeron que si podía hacer el turno del día siguiente, y ya han pasado 60 años. En ese entonces tenía 17.

¿Y cómo llegó a la capital?

Después de la TGD me fui a la Voz del trópico ( Coate p e - que), y estando allí me ofrecieron una plaza en la radio Nacional TGW, pero no me cumplieron. Entonces, Adolfo Méndez Zepeda, quien me conocía desde cuando estuvo en la TGQ, me dijo que acababan de inaugurar Radio Panamericana. Traje mis cartas de recomendación y él me dijo: Guarde sus cartas, vaya a que lo escuchen. Y me fui a la 13 avenida y 13 calle de la zona 1, donde estaba la radio. Me explicaron que no había trabajo, pero que si aceptaba me entrevistaban, y me recordé de lo que me había dicho Méndez. Me escuchó el director Jaime Paniagua Salvatierra y el gerente de ventas Diez Canedo, que era un gran vendedor de programas de radio. Cuando me escuchó preguntó quién era el que estaba hablando, y le dijeron que era un patojo de Xela. Qué buen estilo tiene, comentó, y me ofreció un turno y yo acepté.

¿Cómo se inició en otra de sus pasiones, la de presentador?

Seguí trabajando en radio y televisión y en 1977 me asocié a la Fraternidad Quetzalteca como coanimador y codirector, o algo así. En 1979 gané la presidencia de Fraternidad Quetzalteca, y en 1980 organizamos la elección de Reina Nacional de las Fiestas de Independencia en el hoy Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, y se la dedicamos a Domingo Betancourt.

Al alcalde de Quetzaltenango le gustó mucho la producción y dijo que debía llevársela allá, porque era un certamen de los chivos, y fue así como en 1981 llevamos la elección a Quetzaltenango, y en 1982 comenzó a transmitirse en directo por la televisión nacional. Así quedó la producción de esta elección que organicé durante 33 años, hasta el 2009; pero como productor, director y animador fueron 25 años.

¿Qué otros certámenes ha animado?

Tres veces fui invitado al certamen de Miss Guatemala, una vez al Rabin Ajau y cuatro al Umial Tinimit.

Soy creador del galardón Luna de Xelajú, que hemos otorgado varias veces; el último, el 15 de mayo de este año, se lo entregamos al maestro Efraín Recinos, en el teatro que lleva su nombre, y hubo un ensamble de marimbas.

¿Qué diferencia hay entre los locutores de hoy y los de antes?

Hay un cambio muy pronunciado. No quiero decir que son malos, saben leer, hablar y pronunciar, pero no tienen recursos para animar. Dentro del público hay gente que está con el ánimo dormido, y el trabajo del locutor es despertarles el alma, que sientan lo que están escuchando o viendo en un escenario.

Durante 15 años conduje el ensamble de marimbas del Programa permanente de Cultura de Paiz, en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias. Los primeros tres años me dieron textos para que los leyera y me acompañaron otros compañeros, pero eran muy tranquilos, por lo que al cuarto año optaron porque solo yo fuera el presentador, y a los cinco años ya no me dieron textos.

Yo expresaba mis emociones para que el público sintiera eso que siempre hemos defendido, de que la marimba es nacionalidad, que las notas son vivientes, espíritus de nuestro pasado. Todo esto contribuye a que el locutor se anime y contagie al público.

Cuando esto sucede, solo se anuncia una melodía y ya la están esperando, aplauden y gritan de júbilo. El presentador debe saber utilizar lo que está presentando, debe vivirlo para que el que escucha también lo viva, por eso es un animador.

Y ahora, ¿cómo son?

A los locutores no les dan chance de producir, casi todo está grabado. Solo contestan el teléfono, mencionan el título de las canciones, dan saludos y eso es todo.

Antes ¿eran poetas?

Producíamos más, al extremo de que le encontrábamos una forma atractiva para anunciar el título de una canción. En Super Radio yo tenía un programa, y para cada título le escribía un prólogo, si se quiere, poético. Por ejemplo, iba a anunciar la melodía Rayito de luna con Los Panchos, y mientras sonaba la canción escribía algo así: Esta noche llegaré hasta tu balcón y trataré de mencionarte, a manera de susurro, el canto que me nace para que esta noche de estrellas, esta claridad, me exige llegar a decirte que te quiero. Y si tu ventana estuviera cerrada, voy a penetrar hasta tu almohada, como un rayito de luna. Y entraba la canción. ¡Qué tiempos!

¿Incidía la letra de las canciones?

Ahora no sé qué está ocurriendo, pero es el cambio que sufre la humanidad. Todo lo llevamos muy de prisa, las horas ya no son de 60 minutos ni estos de 60 segundos; llevamos mucha prisa. Ya no hay tiempo para detenerse a pensar y admirar. Por eso no le estoy echando flores a nadie, pero ese paseo de la Sexta Avenida es maravilloso. Salgo, y si no tengo nada que hacer, me pongo a caminar, y aunque ya conozco todos los almacenes, solo observar a la gente cargando sus niños, o un par de novios abrazados, eso ya es un cambio de la rutina.

¿Por qué algunos lo reconocen como La voz del bingo?

Mi primer bingo lo canté en 1959 con el club Los Leones, luego vinieron las damas mexicanas, salvadoreñas, argentinas e italianas. También en beneficio de los pacientes de espina bífida, el club de ancianos y muchos más. Todavía tengo un tablero, tómbola y cartones, pero ya me retiré, porque ya no hay mucho apoyo .


Fuente: Francisco Mauricio Martínez y Carlos Sebastián, Revista D, Prensa Libre, 20 noviembre 2011 / Oscar Fajardo Gil

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